domingo, 18 de marzo de 2012

Amor de madre

Ojala esto fuera tan fácil como un simple baño, lavarse y toda la mugre que llevas encima desaparece por el desagüe, con el agua y el gel que has usado para eliminarla de tu piel. Eso es lo que yo quería hacer, eliminarlo de nuestras vidas, pero no sería tan fácil, el muy hijo de puta era un pez gordo y gracias a esa imagen que tenía, nadie sospecharía de lo que nos hacía tras las puertas de casa. Me repugnaba esa sonrisa tan falsa y esos cariñitos que me daba delante de la gente para aparentar que éramos la familia feliz y perfecta que todos se creían. Pero una vez fuera de los ojos de los demás, salía a la luz aquel ser, que pagaba sus frustraciones con su esposa, la mujer que 
supuestamente amaba.
Podía aguantar que me pegara a mí pero nunca permitiría que tocara a mi pequeña. Eso fue lo que me impulsó a hacer aquello, que hace que me cueste conciliar el sueño. 
Un día, después de saciarse conmigo por lo visto no tuvo suficiente y fue a su cuarto la agarró y la estampó contra la pared como si de una pelota de baloncesto se tratase. Nada más escuchar sus gritos y llantos, me levante del suelo encharcado de sangre por los golpes que me dio y cogí un cuchillo y fui hacia él. Sin pensármelo se lo clavé en el cuello.

1 comentario:

  1. Mola mucho... es algo triste... pero mola, muchas deberían de hacer eso en vez de seguir aguantando esas barbaridades... pero hacerlo más lento y doloroso.

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